lunes, 12 de diciembre de 2016

El texto: tejido vital

Nuestra palabra "texto" viene de la latina "textum", cuyo significado se corresponde con la actual "tejido". Tiene mucho sentido que así sea, sobre todo cuando hablamos de teatro o cine, porque el texto es y debe ser un tejido, una trama (otra palabra que originariamente aplicada a la tela y que hemos robado para el teatro) en la que los hilos son las vidas y deseos de los personajes, que se entremezclan formando una urdimbre de conflictos que los actores y actrices hemos de recrear llenando de vida los escenarios y las pantallas.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Teatro: lógica difusa

La lógica difusa supuso un avance muy importante para las matemáticas, y aún diría que para la filosofía. Es la ciencia que estudia cómo pensamos en realidad: la ciencia del más o menos, del instinto, de lo aproximado. La que usamos para determinar que una montaña es más alta que otra sin necesidad de conocer el dato numérico exacto de sus metros sobre el nivel del mar.

El teatro, como todo lo humano, como todo lo artístico, no puede ser aprendido (ni aprehendido) con una lógica lineal y absoluta, con precisión concreta. Debemos acercarnos a él con ojo del "buen cubero", sin exigir una causalidad milimétrica. No hay método científico, solo modelos aproximados, herramientas y esquemas que me aproximan a una verdad difuminada e inexacta que solo puede entenderse con el corazón.

domingo, 23 de octubre de 2016

Organicidad: verdad dramática y postureo

En teatro (y en cine, literatura y otras artes) utilizamos el concepto de "suspensión de incredulidad". Consiste en el esfuerzo consciente del espectador para suprimir total o parcialmente las reglas del mundo real cuando ve una obra de teatro o película, o lee un libro. Por ejemplo, si veo el musical "Cats" acepto que los gatos hablan y que tienen una forma casi humana. Rebajo mi nivel de escepticismo y acepto unas cuantas convenciones como parte de un código.


Por supuesto, hay obras de teatro, películas y libros en los que esta suspensión es mínima o inexistente, porque reflejan un mundo casi real y similar al del espectador.


Ahora bien, al margen de las reglas de la lógica, la física o la historia que estemos dispuestos a cancelar o suavizar, el espectador seguirá exigiendo, para contactar con el hecho artístico que consuma, poder creer a los seres que le den vida. Siguiendo con el ejemplo de "Cats", el espectador aceptará que un gato hable, pero no aceptará que el actor cambie de forma de hablar, o que sus emociones parezcan (o sean) falsas o que sus actos sean incoherentes con su personalidad.


Esta diferencia entre lo que es verdad y lo que se percibe como suficientemente verdadero nos llevó a crear el término "orgánico" para definir aquello (ya sea una conducta, una entonación, un gesto, un personaje entero...) que es coherente con su propia realidad y se percibe exteriormente como verdadero o real, una vez aislado del nivel de realidad contextual del montaje teatral que lo contiene.


Por tanto, el objetivo de la actriz en escena es encarnar a un personaje de manera que cada gesto y palabra sean verdaderos, aunque el conjunto del personaje sea incompatible con la verdad del mundo real del espectador.


Para lograrlo, es fundamental que, mediante una técnica interpretativa (Layton, Strasberg, , Meisner o Stanislavsky serían algunas de las más orientadas a lograrlo) sea capaz de reconocer en otros la organicidad (detectar mentiras en el cuerpo y la voz) y, sobre todo, en sí misma.


Es muy difícil llegar a actuar con naturalidad verdadera siendo uno mismo, entre otras cosas porque conocerse ya es bastante complicado, y exponerse añade otra dificultad que para muchos es un obstáculo importante.


Por si todo este proceso de autodescubrimiento, encuentro del propio sentido de la verdad y su posterior aplicación a la encarnación de personajes os resulta demasiado sencillo ;-) en este curso recién empezado, en el que estoy acompañando a cerca de 100 seres humanos de los 9 a los 60 años a superar con vida este proceso, cada vez se me hace más patente una verdad asombrosa: las personas no somos orgánicas ni fuera del escenario.


Todos vivimos protegidos por máscaras e impostaciones, representamos papeles (el de profesional, el de buen hijo, el de profesor...) y tenemos manías y gestos y posturas elegidos por nosotros mismos que no son verdaderos, no son del animal que habitamos sino del mundo de la razón psicológica (y por tanto, en gran medida, falsos).


El otro día una de mis alumnas más brillantes (a la que algún día veremos recoger un Óscar, a poco bien que le vaya) me preguntó sobre esto, y en un curso intensivo en el que profesionales de un campo distinto de la interpretación se introducían por primera vez en estos vericuetos otro alumno planteó casi literalmente la misma pregunta: ¿cómo puedo gestionar la paradoja de que al intentar ser yo mismo en un escenario me descubro siendo una máscara impostada, un personaje que habito 24 horas al día y que resulta natural en mí, pero que al ser sometido a la prueba de la técnica se demuestra falso e inorgánico? O sea, que para ser orgánico y veraz no basta con que intente ser yo mismo en escena (que ya es bastante difícil) sino que debo ser aún más natural de lo que soy yo mismo en mi vida.


Mi respuesta es parecida siempre que se me pide consejo al respecto: las máscaras, los personajes que usamos en la vida forman parte del contrato social, sirven para modelar y controlar al animal interior y satisfacen también nuestra necesidad de sentirnos únicos (en teatro se ve muy bien, cuando los actores se desprenden de sus máscaras autoimpuestas, como todos los humanos somos tremendamente sencillos y parecidos). Uno elige llevarlas o no en su vida (tras haber hecho varios años de terapia, también aconsejo ahora que intenten desprenderse de máscaras en la vida, pero eso es otra película), pero tiene que ser capaz de quitárselas en escena.


Resumo, que ya me he vuelto a enrollar más de lo debido: como ser humano, uno puede llevar máscaras, tener gestos, elegir sus posturas físicas y definirse como quiera. Como artista debemos poder trascender nuestro propio yo, nuestras miserias y limitaciones, y renunciar a lo que creemos que es nuestra personalidad (pero que en realidad sólo es forma exterior) para encontrarnos como seres humanos y animales mucho más reales, verdaderos, hermosos, empoderados y chachis desprendidos de todo postureo. Así podremos "formatearnos" para poder ser cualquier personaje, sin dejar de aportar nuestra "yoiedad" interior.

viernes, 30 de septiembre de 2016

El ego: profesor amante vs. alumno creciente

¿Te sorprende el uso que hago de los géneros femenino y masculino en mis posts? Lee mi declaración sobre lenguaje inclusivo.

Como artista, toda actriz sufre en ocasiones una ruptura fundamental: tiene que desaparecer en parte como persona para dejar espacio al personaje que encarna en escena o ante la cámara. Esto puede parecer más o menos fácil (para muchos es imposible), pero es que además se complica con otro matiz: si desaparece por completo, si olvida su ser durante la interpretación esta no será veraz (no hay verdad escénica donde no hay verdad humana del ejecutante) ni artísticamente interesante (¿qué aporta un artista si no incorpora su cosmovisión a su expresión artística?).

Pues para un profesor de interpretación, esta problemática es aún peor. Te lo cuento enseguida.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Aprender el texto: la memoria contra la verdad

Un tema muy controvertido entre actrices, directoras, profesores… ¿Cuál es la mejor manera de aprenderse el texto de una escena u obra de teatro?

Hay tantas respuestas a esta pregunta como personas, incluso más si contamos a los que, como yo, han ido variando la suya a lo largo del tiempo.

martes, 2 de agosto de 2016

Arco del personaje: Aurorita, que aún no ha pasado nada


Una anécdota teatral que suelo contar en mis clases, porque contiene un aviso para navegantes que todo actor debe recibir: ojito con el arco del personaje.

Llamamos arco del personaje, o arco dramático, a la evolución que un personaje va teniendo durante una obra de teatro. El teatro es vida condensada, y tanto si el texto nos cuenta un breve lapso de tiempo (quizás exactamente el que dura el montaje) como si nos cuenta la biografía de una persona, los personajes irán sufriendo cambios de todo tipo a lo largo de la historia, generalmente causados por los conflictos que estamos mostrando.

jueves, 28 de julio de 2016

Técnica teatral - Parte III - ¿Cuál me conviene aprender?

Puede que nunca hayas estudiado o trabajado con una técnica teatral, o que ya manejes alguna pero quieras continuar tu formación. En cualquier caso te estarás planteando qué metodología interpretativa deberías empezar a estudiar. En mis posts anteriores comenté brevemente las dificultades a las que se enfrenta un intérprete y enumeré y describí someramente mis técnicas favoritas. En este voy a darte algunos consejos para ayudarte a decidir.

lunes, 18 de julio de 2016

Técnica teatral - Parte II - Mis favoritas

Este post habla sobre distintas técnicas teatrales: en qué consisten, cuáles son sus ventajas y desventajas. Es continuación de este otro post en el que, como introducción, analizo las dificultades que supone la interpretación. Próximamente publicaré otro, que cierra esta serie, en el que relaciono cada técnica con las dificultades, y cómo ayuda a superar cada una de ellas, como guía para elegir la que más te conviene. Más adelante dedicaré un monográfico a cada una de las técnicas, profundizando en su estudio.

martes, 12 de julio de 2016

Técnica teatral - Parte I - Las dificultades de interpretar


Voy a hacer una pequeña introducción a algunas de mis técnicas y metodologías interpretativas favoritas. Hablaré de ello en tres post: en el primero expongo someramente las dificultades de la interpretación, como justificación de por qué es necesario dominar (al menos) una técnica teatral. En el segundo hablaré de cómo elegir una técnica concreta, bien como vía de estudio y crecimiento, o para su aplicación en la preparación de un montaje real. Para terminar, en tercer lugar, haré un post con una breve lista de mis técnicas favoritas con sus pros y sus contras. Más adelante les iré dedicando posts enteros a cada una de mis favoritas.

--- ACTUALIZACIÓN--- Este post continúa en este otro: Técnica teatral - Parte II - Mis favoritas.

¿Por qué hace falta una técnica?

sábado, 9 de julio de 2016

La complejidad de la sencillez

Dijo Leonardo da Vinci: “La simplicidad es la sofisticación suprema”.

Lo genial de trabajar con alumnos desde los 2 a los 60 años es que ves todos los pasos, los peldaños de la escalera de la interpretación. Desde la perspectiva de un profe (al menos desde la mía), esa escalera se compone de problemas, más que de logros.

Quizás yo sea una persona que se centra en lo negativo, o quizás esto sea sencillamente así: avanzar en la interpretación consiste en ir superando dificultades. En los primeros años puede ser superar la inhibición y la vergüenza, quizás para la mitad de las personas. Luego controlar básicamente el cuerpo y la voz. Después aprender a interpretar con organicidad, con verdad y concentración, superada ya la fase del teatro como (solo) juego. Entrando en la adolescencia, curiosamente, es habitual que haya que volver a desinhibirse, una vez que los cuerpos y las voces han cambiado, y se ha tomado conciencia de la existencia de los sexos e incluso han surgido los primeros flechazos.

martes, 5 de julio de 2016

Homo dramaticus: el fondo contra la forma


Todos somos actores. Nacemos siéndolo, como puede decir cualquiera que trabaje (o juegue) con niños pequeños. La capacidad de habitar mundos y personajes distintos al nuestro y a nosotros forma parte de las cosas que sabemos hacer desde antes de hablar, o poco después. Quizás sea un componente de nuestro instinto de aprendizaje: cuando una niña de un año imita tu forma de coger la cuchara… ¿no está intentando ser un poco tú por un momento? Si hay algún pedagogo en la sala, que hable ahora para sacarme de mi error o calle para siempre.

domingo, 3 de julio de 2016

Presentación del Blog y Declaración sobre lenguaje inclusivo

"Desconocido, si al pasar, quieres hablarme, ¿por qué no has de hacerlo?
Y, ¿por qué no te hablaría yo?"
Hojas de hierba, Walt Whitman

 Permíteme, ante todo, presentarme y presentar este blog.

Mi nombre es Fernando Ruiz, soy actor y profesor de teatro, dos labores complementarias y que, en mi experiencia, se aportan y potencian al ser practicadas. Es decir, que mejorar como actor me convierte en un mejor maestro y, más aún, enseñar interpretación me convierte poco a poco en un mejor actor.

Mi intención es convertir este blog en un pequeño diario, un compendio de lo que cada día voy aprendiendo en mis clases, en mi desarrollo como actor y profesor y, sobre todo, de lo que mis alumnas me enseñan el proceso.

Lenguaje inclusivo, un compromiso

Notarás, si vas leyendo lo que aquí vaya publicando, que utilizo indistintamente los géneros ("actor"/"actriz", por ejemplo) en una proporción aproximada del 50%, y, salvo indicación explícita en contra, con la intención siempre de incluir ambos géneros sin distinción.

Mi natural tendencia a la búsqueda de la eficacia me impide atentar contra la economía lingüística, y decir "los actores y actrices" en cada frase me parece pesado y poco práctico. Por otro lado, utilizar siempre el masculino "actor" o "el estudiante" me parece, aunque gramatical y formalmente más correcto, estadísticamente poco realista y educado, dado que en mi experiencia, el número de niñas, chicas o mujeres que estudian interpretación supera fácilmente en 4 o 5 veces al de niños, chicos y hombres.

Así que, para no dejar a nadie contento del todo, intentaré distribuir aleatoriamente el uso del masculino y el femenino pretendiendo con ello, salvo que indique particularmente lo contrario, referirme indistintamente a hombres y mujeres.

Y al que no le guste, que no lea ;-)

Gracias por tu tiempo, tu atención y, sobre todo, por tus comentarios e ideas, y por compartir con quien desees cualquier información o post que te parezca interesante. Te pido, eso sí, que me cites, como yo intentaré hacer siempre con cualquier contenido que aportes.

Un beso,

Fernando Ruiz

"Camarada, esto no es un libro; quien toca esto toca a un hombre"
Hojas de Hierba, Walt Whitman