martes, 9 de mayo de 2017

Sentimiento de facilidad: confía y fluye

"Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece". Yo me siento, últimamente, un alumno muy preparado, ya que encuentro un maestro en cada ser humano que aparece para compartir un trozo de mi camino.

Una de las últimas que la suerte ha puesto en mi camino, me trajo una máxima filosófica-mística-vital que me tocó: "Confía y fluye". El concepto de que debes aceptarte y aceptar, creas más o menos en el destino como fuerza universal, que tu sensación de control sobre la vida es una ilusión. La maravillosa ventaja de este pensamiento (que como todos los que de verdad pueden cambiarte, es un pensamiento/emoción) es que si aceptamos que sólo nuestro miedo y nuestra presunción nos llevan a creer que estamos en control de nuestro futuro, de pronto el presente se convierte en un precioso espacio de libertad.



Si uno consigue abandonar la idea de que lo que ocurra en el próximo minuto, hora o siglo es responsabilidad suya y se limita a vivir con verdad, pasión y bondad el segundo presente, la vida y la interpretación se simplifican absolutamente.

Michael Chéjov, cuya técnica de formación actoral combinamos en Dinámica Teatral con otras de distinto enfoque, dio un nombre a esta sensación de fluidez sobre la escena: Sentimiento de Facilidad. Muy conectada con los otros elementos de la técnica (en particular con el Sentimiento de Belleza) el trabajo que se realiza en este aspecto tiene como fin liberar a la actriz del miedo y la tensión, cambiándolos por una sensación de flujo, de gozo, de ausencia de peligro y dificultad en el trabajo sobre la escena. Algo que puede llevarse del trabajo actoral a todos los órdenes de la vida: exámenes, amor, trabajo...

Cuando alguien logra eso todo su potencial se libera. Si puedes quitarte los miedos, los pensamientos que tienen que ver con el futuro (¿se me olvidará mi próxima frase? ¿qué me dirán al acabar? ¿lo estoy haciendo bien?...) entonces conseguirás vivir con verdad completa el momento presente, la escena. Escuchar a tu compañero, la atmósfera y tus emociones, al universo entero, y encontrar el camino de tu personaje, dejando salir y fluir tu magia, tu cosmo-visión y tu capacidad de creación artística. Siendo, además, en el camino, bella.

Hay una belleza natural en toda persona que está haciendo algo con facilidad. ¿Habéis mirado a alguien conducir (alguien que lo haga sin tensión, claro)? Incluso algo tan sencillo como prepararse un café, cuando se hace sin tensión, fluyendo, armónicamente, es un ritual hermoso y poderoso. Cuando lo que se está haciendo debería, según nuestra intuición, resultar complicado el resultado es arrebatador. Me viene a la mente la imagen de Fred Astaire y Ginger Rogers bailando, con esa sensación de absoluta flotación, de simplicidad, como quien no hace nada. ¿Se puede ser más bonito?

Una actriz sobre el escenario que disfruta el momento, que interpreta sin tensión ni miedo crece, algunas hasta convertirse en gigantes, sin importar el tamaño del recipiente de belleza que es su cuerpo, impulsada por su capacidad de proyectar sus emociones y sus intenciones: su talento, en fin. Y se hace más bella y poderosa.

Paradójicamente, quién logra esto, además, pasa a actuar (siempre que digo "actuar" estoy diciendo "vivir",  siempre que digo "vivir" digo actuar, ahora que lo pienso) con un consumo energético mínimo. Incluso menor que cero, ya que cada momento vivido sin tensión parece, de algún modo, recargarnos en lugar de consumirnos.

Así que, ánimo en el proceso, vital/actoral de la búsqueda de una confianza absoluta en nuestro corazón, en nuestros impulsos. Cuando se actúa/vive de verdad y sin miedo, confiando y fluyendo, todo lo que hagamos estará bien (será maravilloso, de hecho). Y seremos infinitamente bellos.

1 comentario:

  1. Muy buen texto estaba leyendo el libro de Mijail Chejov donde aborda el sentimiento de facilidad y encuentro tu blog. Sin duda ese estado de facilidad es el superhombre al que podemos aspirar. Pero para llegar a el todo son obstáculos hay que nadar contra corriente todo el tiempo como el salmón que lucha contra la corriente hasta alcanzar el sitio de desovar donde finalmente muere pues ha cumplido su misión.

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