Seguro que has oído hablar de la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Parece que poco a poco ha calado en la sociedad, sustituyendo la anterior veneración por la inteligencia humana y su máxima expresión, el Cociente Intelectual.
Que hay personas superdotadas para el cálculo matemático, por ejemplo, pero con la inteligencia emocional de una calabaza, era algo empíricamente observable y que chocaba frontalmente con una evaluación única de la capacidad de la persona, que intentaba reducir a un valor numérico (qué importante nos parece lo racional, solo porque creemos que lo hemos inventado) lo que en realidad es un conjunto de habilidades diversas, suma de condicionantes fisiológicos y de su desarrollo cultural y vital posterior.
Yo vengo aquí, como profesor de teatro que soy, a elaborar un corolario evidente pero que a muchos se nos pasó durante un tiempo: lo mejor de que tengamos inteligencias en diferentes ámbitos es que podemos afirmar que también somos tontos en muchos campos distintos.
Para un cómico, para un actor dramático, para un payaso, y diría que para un ser humano en general, este acercamiento al estudio de las capacidades propias es mucho más interesante, creo yo.
Como he dicho en posts anteriores, aspirar a la tontería (a aceptarla, a tenerla no hace falta aspirar) me parece un objetivo vital y artístico prioritario. Asumir que eres idiota es maravilloso y solo presenta ventajas: serás mas feliz y no tendrás que esforzarte en demostrar tu inteligencia (la estupidez suele brillar por sí sola sin esfuerzo); podrás reírte de ti mismo y, salud mental mejorada a parte, eso te dará derecho a reírte de todos los demás tontos; serás más difícil de engañar porque supondrás al otro más listo; aprenderás mejor porque no te avergonzará preguntar; podrás decir 'no lo sé', la frase más relajante del mundo... un universo de ventajas al alcance de tu mano.
Y, si la estupidez es múltiple, mucho mejor. Uno puede tener la capacidad matemática de un calabacín y a la vez ser torpe y una nulidad para reconocer sus propias emociones, por ejemplo. La gloria bendita. Además, este enfoque de la teoría de la inteligencia, aplicada desde la estupidez, ayuda a mejorar la autoestima. Un ejemplo que puse el otro día a un querido alumno que tiene complejo de tonto (no lo bastante fundado todavía, pero es fuerte y llegará a ser mucho más tonto con esfuerzo y mi ayuda): Einstein creía en la existencia de Dios. Así que solo con que seas ateo ya eres más listo que Einstein en un campo fundamental para la vida. ¡Fuera complejos! Y por supuesto a tonto le ganarás en muchos campos también. ¡Fuera complejos!
Que me perdonen los religiosos por el comentario, como soy tan tonto, tengo excusa ;-)
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